EL «INFORME SOBRE LA FE» 

 

Autor: José Maria Iraburu

Fuente: Infidelidades en la Iglesia

 

En su Informe sobre la fe, de 1984, el Cardenal Ratzinger da una visión autorizada del estado de la fe en la Iglesia, sobre todo en el Occidente descristianizado, y señala la proliferación alarmante de las doctrinas falsas, tanto en temas dogmáticos como morales (BAC, Madrid 198510).

 

«Gran parte de la teología parece haber olvidado que el sujeto que hace teología no es el estudioso individual, sino la comunidad católica en su conjunto, la Iglesia entera. De este olvido del trabajo teológico como servicio eclesial se sigue un pluralismo teológico que en realidad es, con frecuencia, puro subjetivismo, individualismo que poco tiene que ver con las bases de la tradición común» (80)...

 

Así se ha producido un «confuso período en el que todo tipo de desviación herética parece agolparse a las puertas de la auténtica fe católica» (114). Entre los errores más graves y frecuentes, en efecto, pueden señalarse temas como el pecado original y sus consecuencias (87-89, 160-161), la visión arriana de Cristo (85), el eclipse de la teología de la Virgen (113), los errores sobre la Iglesia (53-54, 60-61), la negación del demonio (149-158), la devaluación de la redención (89), y tantos otros errores relacionados necesariamente con éstos.

 

Actualmente corren otros muchos errores contra la fe en el campo católico, referidos a la divinidad de Jesucristo, a la condición sacrificial y expiatoria de su muerte y de la eucaristía, a la veracidad histórica de sus milagros y de su resurrección, al purgatorio, a los ángeles, al infierno, a la presencia eucarística, a la Providencia divina sobre lo pequeño, a la necesidad de la gracia, de la Iglesia, de los sacramentos, al matrimonio, a la vida religiosa, al Magisterio, etc. Puede decirse que las herejías teológicas actuales han impugnado hoy, prácticamente, todas las verdades de la fe católica.

 

Los errores más ruidosos son, sin duda, los referidos a las cuestiones morales. «Muchos moralistas occidentales, con la intención de ser todavía creíbles, se creen en la obligación de tener que escoger entre la disconformidad con la sociedad y la disconformidad con la Iglesia... Pero este divorcio creciente entre Magisterio y nuevas teologías morales provoca lastimosas consecuencias» (94-95).